EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



jueves, 25 de junio de 2015

LA CONDENA POR LA LEY, LA SALVACIÓN POR LA GRACIA (Parte III)

EL PECADO DEL HOMBRE (Parte I)

En nuestro último estudio sobre la salvación por gracia y la condena por la ley, abordamos como tópico principal la santidad de Dios concluyendo que Èl es perfecto, y que su medida de perfección está absolutamente fuera del alcance de cualquier ser hombre.
En la generalidad de los casos cuando uno le pregunta a cualquier persona, si esta se considera perfecta le dirán que no, quizás en un intento de demostrar una fachada de humildad. Sin embargo, ante la realidad de la muerte y de la inminente consecuencia final que tienen todos los actos de una persona en vida al momento de su partida, todos creen o esperan aspirar a entrar al cielo en presencia de Dios. Y entonces surge aquí una de las preguntas que nos habíamos planteado en el pasado post: ¿Puede una persona imperfecta y pecadora, entrar a la presencia de un Dios perfecto y santo ante el cual no puede coexistir la maldad?
La palabra pecado suele ser tan difícil de asimilar por el ego humano, que muchas veces no es tenida en cuenta en su total magnitud ni en sus consecuencias, ni mucho menos en su alcance, cuando nos exponemos a la idea de que un día habremos de morir, y seremos juzgados por este mismo Dios santo y perfecto del cual venimos hablando. En otras palabras: creemos ser lo suficientemente buenos como para quizás, tal vez, aspirar a estar en el cielo cuando la hora llegue. Si el lector me lo permite, vamos a tratar de explayar una visión diferente de la naturaleza caída del hombre. Una visión que no esté sometida a la subjetividad de la mirada propia que intenta suavizar la bajeza del hombre, y flexibilizar el perfecto estándar de Dios. Para poder dar esta visión debemos remitirnos a que directamente sea Dios mismo el que nos describa, y una de las mejores descripciones de esta naturaleza humana la hallamos en Romanos 1: 18-32
18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Luego de leer esta amplia lista en la crudeza de sus términos uno llega a pensar que tal vez la misma este reservada para los hombres malvados. La realidad es que nos han mentido desde pequeños diciéndonos que en el mundo existen hombres buenos y hombres malos, pues eso nos llega hacer pensar que si uno es bueno, entonces estas acusaciones no deberían referirse a nosotros “los buenos”. Sin embargo, yo quisiera que el lector vuelva a leer el V. 30, el último punto del mismo dice: “desobedientes a los padres”. Debería uno preguntarse si esta no fue una de las primeras cosas malas que hizo en su vida a muy temprana edad.
Suele ser el pensamiento común que un niño es absoluta y totalmente inocente de sus actos, pero la realidad es que a medida que uno crece y puede examinarlo en su propia historia, comienza a cometer hechos malos con absoluto conocimiento de causa, y con pleno uso de ética, moral y conocimiento de sus consecuencias.
Hago principal hincapié en el V.30 porque el cuarto mandamiento en Exodo 20:12 dice “honra a tu padre y a tu madre” y es precisamente este mandamiento el que se quebranta cuando un hijo desobedece o se levanta contra sus padres.
Desde luego la lista es larga y en ella está incluido el odio, la mentira, la lujuria, la soberbia etc… pero analizar quizás uno de los puntos en los que más naturalmente (y prematuramente) fallamos todos los seres humanos es una buena forma de entender el alcance de la palabra Pecado, con la que encabezamos este capítulo.
Llegado este punto ya podemos concluir que el pecado no es un asunto reservado solo a los homicidas, violadores, o a los criminales que cometen hechos aberrantes, sino a todos los seres humanos, sin distinción de genero raza o edad. Y así mismo lo dice Romanos 3:9-18
9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.
10 Como está escrito:
    No hay justo, ni aun uno;
11 No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
13 Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
14 Su boca está llena de maldición y de amargura.
15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;
17 Y no conocieron camino de paz.
18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.

Hasta aquí pues llegaremos con este primer acercamiento a la naturaleza humana, y dejaremos para el próximo post el análisis de que es el pecado según la biblia y cuáles son sus consecuencias. Por lo pronto ahora a la luz de estos textos ya sabemos que nadie puede escaparse de la consideración que Dios hace de todos los hombres, la cual dejaremos para la reflexión del lector en un último pasaje que he elegido como cierre de este post: Romanos 3:23-24

23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

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