EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



martes, 18 de noviembre de 2014

FORMAS DE PREDICAR UN MISMO EVANGELIO – Parte I


Por El Contendor

 

Entre  los  griegos como entre  los romanos que fueron
contemporáneos de los apóstoles, la retórica era una cualidad muy preciada en sus oradores. El discurso no solamente valía por lo que decía sino que también la persuasión,  dependía de cómo se decía.
Los Apóstoles fueron enviados por el mismo Señor: “Marcos 16:15  Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”
Marcos 16:20  Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.
Todos ellos, capacitados por el Espíritu Santo, extendieron el Evangelio por todo el mundo conocido hasta esa época. Seguramente todos habrían recibido de Dios el don de la oratoria, en mayor o menor grado.
Tenemos muchos pasajes bíblicos que nos describen cómo predicaban el Evangelio aquellos discípulos de Jesús. Veamos unos pocos:
Hch 4:13  Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Hch 4:29  Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
Hch 4:30  mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.
Hch 4:31  Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
Efe 6:19  y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
Efe 6:20  por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él,
como debo hablar.
La palabra DENUEDO vemos que aparece con frecuencia asociada a la predicación del Evangelio; el significado según la RAE es:
Denuedo. (De denodarse). 1. m. Brío, esfuerzo, valor, intrepidez
Dicho con otras palabras: Los Apóstoles y discípulos enviados por Jesús predicaban el Evangelio con esfuerzo, valor, intrepidez y brío.

Los Apóstoles Pedro y Pablo  se destacaban por estas cualidades de su oratoria, capaz de conmover a sus audiencias, haciéndoles tomar conciencia de sus pecados y de la necesidad de arrepentimiento.











Aquél primer discurso de Pedro, ante la multitud que se había  reunido en la casa, con motivo del gran estruendo ocasionado por el viento, con la llegada del Espíritu Santo, marcó la diferencia entre un Pedro temeroso y dubitativo y un Apóstol Pedro intrépido y valeroso.

Guiado por el E. Santo, Pedro fue llevando con su sermón a la multitud incrédula y burlona a la convicción, compunción y al  arrepentimiento.

Aquí veremos algunos párrafos de su oratoria:

Hch 2:14  Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

Hch 2:15  Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.


Citándoles las escrituras los fue llevando a reconocer a Cristo, el Hijo de Dios, como su mesías (algo muy difícil para la mayoría de los judíos de aquellos días).




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Hch 2:22  Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;

Hch 2:23  a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;

Hch 2:24  al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.

Hch 2:25  Porque David dice de Él:

 Veía al Señor siempre delante de mí;

 Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

Hch 2:26  Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,

 Y aun mi carne descansará en esperanza;  

Hch 2:27  Porque no dejarás mi alma en el Hades,

 Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.  

Hch 2:28  Me hiciste conocer los caminos de la vida;

 Me llenarás de gozo con tu presencia.

Hch 2:29  Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.

Hch 2:30  Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono,

Hch 2:31  viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.

Hch 2:32  A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Hch 2:33  Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

Hch 2:34  Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

 Dijo el Señor a mi Señor:

 Siéntate a mi diestra,

Hch 2:35  Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Hch 2:36  Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Hch 2:37  Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Hch 2:38  Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Hch 2:39  Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Hch 2:40  Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

Hch 2:41  Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

Hch 2:42  Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

 

(continúa en Parte II)
 

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