EL CONTENDOR POR LA FE

Dedicatoria:



A la Revista Evangélica homónima que se publicó entre los años 1924 al1993. A sus Directores y Redactores a quienes no conocí personalmente, pero de quienes tomé las banderas, para tratar de seguir con humildad el camino de servir a Dios trazado en la revista durante casi 70 años.



lunes, 18 de noviembre de 2013

TESTIGOS DE JEHOVÁ Y PENTECOSTALES UNICITARIOS enemigos de Cristo


Por El Contendor

El espacio para comentarios en el blog “El Contendor por la Fe” permanece abierto para todo aquél que considere oportuno utilizarlo en forma breve y mesurada. Si los 4200 (aproximados) caracteres que son admitidos no bastan para expresar las ideas o discrepancias sobre cualquier tema, entonces lo más conveniente es enviar el comentario  a la dirección: el_contendor@hotmail.com  o bien elcontendor@gmail.com

Si alguien considera que no es suficiente el espacio para exponer sus doctrinas o creencias, le diré que está en lo cierto, pues es un espacio sólo para comentarios, por lo tanto le aconsejo que abra su propio blog o espacio en internet para publicar allí todo lo que desee.

 

La vieja treta de Satanás, que ha utilizado con mucho éxito desde el comienzo mismo de la humanidad, siempre ha sido disfrazar al engaño con ropaje de “verdad”.

Recordemos la  escena del primer engaño:

 

Gén 3:3  pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.

Gén 3:4  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;

Gén 3:5  sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Aquí vemos que:

1—Satanás no se presenta con su apariencia de ángel caído, sino bajo la apariencia de una serpiente. Ningún animal en el Edén, hasta ese momento, era una amenaza para el ser humano, y al parecer tenían la posibilidad de establecer un diálogo (por medio de la voz o por medio de la mente).

2—“No moriréis.”  (falso)  - La mentira de Satanás que contradice abiertamente a Dios.

3—Verdades y mentiras entrelazadas:  a)  “Serán abierto vuestros ojos” (verdad)

                                                               b)  “y seréis como Dios” (falso)

                                                               c)  “sabiendo el bien y el mal” (verdad)

 

Valga lo expuesto hasta aquí para poner al descubierto ciertas características de algunas personas que publican comentarios en este blog tratando de infectar las verdades bíblicas que en él se exponen, con herejías ancestrales.

Como la serpiente antigua, tanto los Testigos de Jehová, como los Unitarios, Unicitarios, o Pentecostales Unicitarios,  se presentan bajo una pulcra apariencia de “cristianos”. Para ellos está escrito:

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.” (RV 1960)

 

Estos falsos maestros (Unitarios,  T. de Jehová, etc.)  introducen encubiertamente sus herejías destructoras (de la Fe) cuando hurgan en las escrituras en busca de algún versículo o pasaje que pueda servir de apoyo para sustentar el andamiaje de mentiras de sus falsas doctrinas.

La Palabra de Dios, La Biblia, no puede contradecirse a sí misma; por lo tanto va en contra de las más elementales leyes de la hermenéutica tomar de la Biblia uno, dos o más versículos de apoyo para darles una interpretación “ad hoc” que apoye alguna herejía que se quiere imponer; Por ejemplo, dice el hereje: --“por lo que dice tal o cual versículo, podemos deducir que Jesucristo NO es Dios”--.  Nuestra respuesta   es:

“Pero hay en la Biblia mil versículos más que afirman claramente que Jesucristo ES Dios”

Conclusión: La interpretación que hizo el hereje de sus versículos de apoyo es falsa, pues no está en harmonía, no concuerda con lo que dice el resto de la Biblia.

Y quiero subrayar la palabra INTERPRETACIÓN porque los versículos son válidos si se les da la interpretación correcta que el Espíritu Santo inspiró en los santos hombres de Dios que los escribieron.

 

No rebatiré cada una de las herejías encubiertas que el lector que se hace llamar “Casa music” despliega en su comentario (Capítulos XII al XIV)  pero emplearé como antídoto contra tanto veneno unicitario, la publicación que el Seminario Reina Valera cuyo título es DIOS EL HIJO, SU PREEXISTENCIA, elaborara oportunamente.

 


7. Dios el Hijo: Su Preexistencia por Lewis Sperry Chafer

Siendo al mismo tiempo perfectamente humano y perfectamente divino, el Señor Jesucristo es semejante y a la vez distinto a los hijos de los hombres. Las Escrituras son muy claras respecto a la semejanza de Él con los humanos y lo presentan como a un hombre que nació, vivió, sufrió y murió entre los hombres.

Jn. 1:14 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

1Ti. 3:16 16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el Espíritu,

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

     Recibido arriba en gloria.

He. 2:14-17 14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. 16 Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. 17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Pero de igual manera la Biblia enseña que Él es diferente a nosotros, no solamente en el carácter impecable de su vida terrenal, en su muerte vicaria y en su gloriosa resurrección y ascensión, sino también en el hecho maravilloso de su preexistencia eterna.

En cuanto a su humanidad, Él tuvo principio, pues fue concebido por el poder del Espíritu Santo y nació de una virgen. En cuanto a su divinidad, Él no tuvo principio, pues ha existido desde la eternidad. En Isaías 9:6 leemos: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado» La distinción es obvia entre el niño que nació y el Hijo que nos es dado.

Así también en Gálatas 4:4 se declara: «Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley» El que existía desde la eternidad, llegó a ser, en la plenitud del tiempo, «nacido (la descendencia) de mujer». Declarando que Cristo fue preexistente, meramente se afirma que Él existió antes de que se hubiera encarnado, puesto que todos los propósitos también afirman que Él existía desde toda la eternidad pasada. La idea de que Él era preexistente sólo en el sentido de ser el primero de todos los seres creados (la así llamada herejía arriana del siglo IV) no es una enseñanza moderna. Así las pruebas de su preexistencia y las pruebas para su eternidad pueden ser agrupadas juntas. Es también evidente que si Cristo es Dios, Él es eterno, y si Él es eterno, Él es Dios, y las pruebas para la deidad de Cristo y su eternidad se sostienen unas a otras.

La eternidad y deidad de Jesús es establecida por dos líneas de revelación:

1) Declaraciones directas, y

2) Implicaciones de la Escritura.

A. Declaraciones directas de la eternidad y deidad del Hijo de Dios.

La eternidad y deidad de Jesucristo están sostenidas en una vasta área de la Escritura , la cual afirma su infinita Persona y su existencia eterna igual con las otras Personas de la Trinidad. Este hecho no es afectado por su encarnación.

La Escritura declara en Juan 1:1-2: «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.» De acuerdo a Miqueas 5:2: «pero tú, Belén Efrata, pequeño para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad

Isaías afirma su nacimiento virginal y le da el nombre de Emanuel, lo cual significa «Dios con nosotros».

Is. 7:14 14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

De acuerdo a Isaías, aunque Jesús fue un niño nacido, Él fue también dado como un Hijo y es llamado específicamente «el Dios fuerte».

Is. 9:6-7 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Cuando Cristo declaró en Juan 8:58: «De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy», los judíos entendieron que esto era una afirmación de la deidad y la eternidad.

Jn. 8:58-59 58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. 59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.

Ex. 3:14 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

Is. 43:13 13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?

Cristo, en su oración, declaró:

Jn. 17:5 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

Según el Apóstol Juan.

Jn. 13:3 3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,

Filipenses 2:6-7 dice que Cristo fue «en forma de Dios» antes de su encarnación.

Fil. 2:6-7 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

Una declaración más explícita se hace en Colosenses 1:15-19, donde se declara que Jesucristo es, antes de toda la creación, el Creador mismo, y la imagen exacta del Dios invisible.

Col. 1:15-19 15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

En 1 Timoteo 3:16 se declara a Jesucristo como «Dios... manifestado en carne».

1Ti. 3:16 16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el Espíritu,

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

      Recibido arriba en gloria.

En Hebreos 1:2-3 el hecho de que el Hijo es el Creador y la exacta imagen de Dios se declara nuevamente, y su eternidad se afirma en He. 13:8 (cf. Ef. 1:4; Ap. 1:11).

He. 1:2-3 1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

He. 13:8 8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Ef. 1:4 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

Ap. 1:11 11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega , el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

La Escritura declara muy a menudo que Cristo es eterno y que Él es Dios. La educación contemporánea, la cual acepta la Biblia como la autoridad irresistible con excepción de algunas sectas-, afirma la eternidad y deidad de Cristo.

B. Implicaciones de que el Hijo de Dios es eterno.

La Palabra de Dios constante y consistentemente implica la preexistencia y eternidad del Señor Jesucristo. Entre las pruebas obvias de este hecho pueden resaltarse varias:

1. Las obras de la creación son adjudicadas a Cristo. Por lo tanto, Él antecede a toda la creación.

Jn. 1:3 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Col. 1:16 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

He. 1:10 10 Y:

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,

     Y los cielos son obra de tus manos.

2. El Ángel de Jehová, cuya apariencia se recuerda a menudo en el Antiguo Testamento, no es otro que el Señor Jesucristo. Aunque Él aparece algunas veces como un ángel o aun como un hombre, Él lleva las marcas de la deidad.

Él apareció a Agar.

Gn. 16:7 7 Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur.

A Abraham

Gn. 18:1 1 Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.

Gn. 22:11-12 11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.

Jn. 8:58 58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.

A Jacob.

Gn. 48:15-16 15 Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, 16 el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.

Gn. 31:11-13 11 Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí. 12 Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. 13 Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.

Gn. 32:24-32 24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. 31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. 32 Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.

A Moisés.

Ex. 3:2, 14 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.

A Josué.

Jos. 5:13-14 13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El respondió: No; más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

Y a Manoa

Jue. 13:19-22 19 Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer. 20 Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra. 21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. 22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.

Él es quien lucha por los suyos y los defiende.

2R. 19:35 35 Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos

1Cr. 21:15-16 15 Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo. 16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

Sal. 34:7 7     El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,

     Y los defiende.

Zac. 14:1-4 1 He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. 2 Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. 3 Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. 4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.

3. Los títulos adjudicados al Señor Jesucristo indican la eternidad de su Ser. Él es precisamente lo que sus nombres sugieren. Él es «el Alfa y Omega», «el Cristo», «Admirable», «Consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Dios», «Dios con nosotros», el «gran Dios y Salvador» y «Dios bendito para siempre». Estos títulos identifican al Señor Jesucristo con la revelación del Antiguo Testamento acerca de Jehová-Dios.

Comparar:

Mt. 1:23 23    He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,

Y llamarás su nombre Emanuel,

      que traducido es: Dios con nosotros.

Is. 7:14 14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.

Mt. 4:7 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

Dt. 6:16 16 No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah.

Mr. 5:19 19 Más Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.

Sal. 66:16 16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios,

      Y contaré lo que ha hecho a mi alma.

Mt. 22:42-45 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:

            44         Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi derecha,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? 46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.

Sal. 110:1 1    Jehová dijo a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

      Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Además, los nombres que el Nuevo Testamento le da al Hijo de Dios se hallan íntimamente relacionados con los títulos del Padre y del Espíritu, lo que indica que Cristo está en un plano de igualdad con la Primera y la Tercera Personas de la Trinidad.

Mt. 28:19 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

Hch. 2:38 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

1Co. 1:3 3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

2Co. 13:14 14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

Jn. 14:1 1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

Jn. 17:3 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Ef. 6:23 23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.

Ap. 20:6 6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Ap. 22:3 3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

Y explícitamente Él es llamado Dios.

Ro. 9:5 5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.

Jn. 1:1 1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Tito. 2:13 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

He. 1:8 8 Más del Hijo dice:

Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;

      Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

4. La preexistencia del Hijo de Dios se sobreentiende en el hecho de que Él tiene los atributos de la Deidad :

Vida.

Jn. 1:4 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Existencia en sí mismo.

Jn. 5:26 26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;

Inmutabilidad.

He. 13:8 8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Verdad.

Jn. 14:6 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Amor.

1Jn. 3:16 16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

Santidad.

He. 7:26 26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;

Eternidad.

Col. 1:17 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

He. 1:11 11      Ellos perecerán, mas tú permaneces;

     Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,

Omnipresencia.

Mt. 28:20 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Omnisciencia.

1Co. 4:5 5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

Col. 2:3 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Y Omnipotencia.

Mt. 28:18 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Ap. 1:8 8 Yo soy el Alfa y la Omega , principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

5. De igual manera, la preexistencia de Cristo se sobreentiende en el hecho de que Él es adorado como Dios.

Jn. 20:28 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!

Hch. 7:59-60 59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

He. 1:6 6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

      Adórenle todos los ángeles de Dios.
Por lo tanto, se concluye que siendo el Señor Jesucristo Dios, Él existe de eternidad a eternidad. Este capítulo, que recalca la Deidad de Cristo, debe estar inseparablemente relacionado con el que sigue, en el cual se da énfasis a la humanidad del Hijo de Dios, realizada a través de la encarnación